Bienvenidos a Mitos y Leyendas de Ancash

Espero que disfruten de este misterioso y lindo contenido acerca de los Mitos y Leyendas de Ancash(Perú), Mitos y Leyendas que circulan entre pobladores hasta el dia de hoy, y que no se sabe si es verídico o no.

martes, 13 de abril de 2010

La Mujer Fantasmal En El Solivin (San Jacinto - Ancash)



En 1925, en una casa ubicada en el Solivín, vivía una pareja de chinos con su niño, y cierto día vino un aluvión que arrasó con las casas. El agua arrastró al padre, mientras madre e hijo se aferraban a un tronco, pero el niño se soltó en su afán de ir con su padre. La madre también se suelta del tronco para rescatar a su hijo, pero sin conseguir su objetivo. Mueren los tres. Por eso muchas personas ven, en noches de luna llena, como una mujer recorre, dando gritos, el Solivín.

La Vaca Voladora (San Jacinto - Ancash)



Hace mucho tiempo, una vaca solia volar en las tardes. Cuando se posaba en la cuspide del Cerro Campana, la gente subia a verla, pero la vaca los encantaba. Luego de un tiempo la gente reaccionó y amansó a la vaca. La piedra en la cima de este cerro es la vaca amansada que se petrificó.

viernes, 9 de abril de 2010

El Ahogado (Chimbote-Ancash)



Narran los primeros pobladores que cierta vez salió de pesca un padre con sus dos menores hijos, adentrándose muy cerca a la cueva "de las brujas"; contraídos en la faena no se dieron cuenta que el atardecer cubría con su manto nocturno la bahía, empezaron a remar cuan rápido les permitía sus energías; entre las sombras se levantó una sombra como fantasma que rápidamente jaló a uno de ellos perdiéndose entre las aguas. A partir de esa fecha nadie se atrevía a salir a pasear, menos a pescar de noche, por que se oía el gemido lastimero del ahogado pidiendo auxilio"... auxiiiliooooooo meeee aaaahogoooooo". Esta leyenda fue convirtiéndose en terror de los grandes y pequeños, el que llegada la tarde se encerraban en sus chozas de caña y esteras, permaneciendo la caleta completamente desierta y en sepulcral silencio.

El Cerro de la Caja (Chimbote-Ancash)




En el trayecto de Chimbote a Santa por la carretera Panamericana antigua, existe un trecho que se conoce como la “Cuesta de Santa”, que al descenderlo hacia la derecha se observa el cerro denominado “de la Caja”; toma este nombre porque ante el silencio profundo del ambiente, se oía dentro del cerro el sonar de la Caja o Tinya (instrumento Inca), pero conforme se acercaba uno a la base del cerro dejaba este de tocar. Este fenómeno ahora casi no se nota, jamás fue estudiado científicamente: pero los nativos o oriundos de la caleta de Coishco, manifiestan que las Coyas del Inca fueron enterradas en dicho cerro para evitar que cayesen en manos de los conquistadores españoles. Bien podría ser uno de los conductos del gigante volcán dormido.

El Puerto de Santa y la Semana Santa (Chimbote- Ancash)




Narran los nativos del distrito de Santa, que su población fue muy floreciente en los primeros tiempos; contaban con un puerto principal y su respectivo muelle de embarque, así como un templo erigido al Señor. Relatan que en Semana Santa, al sacar en procesión a las vírgenes por las calles antiguas de Santa, se veía salir al Señor en Andas acompañado de una multitud que “le acompañaba con sus velas prendidas hasta el puerto” todo sobre las olas del mar; terminándose la visión en cuestión de segundos de ilusión óptica.



El Caballero Negro (Casma-Ancash)


Tiempos atrás, en la ciudad de Casma, exactamente en Sechín, que es zona rural (chacra), se contaba sobre un caballero vestido completamente de negro que llevaba puesto un sombrero del mismo color, el cual caminaba en el aire, en otras palabras, flotaba. Pero esto sólo lo comentaban como para asustar a las personas. Tiempo después, la gente se había olvidado por completo de este personaje. Hasta que en una noche muy fría, espantosa y lluviosa, todas las personas se refugiaron en sus casas. A una de las familias se le había malogrado su lámpara y sólo les quedaba una vela que ya estaba por consumirse. De repente tocaron la puerta pero muy suavemente; todos se quedaron callados. Un joven de la familia acudió a abrir la puerta, pero lo hizo con mucho miedo. Al abrirla, se dio con la sorpresa de que era el caballero vestido de negro del que siempre hablaban. El joven se quedó parado, tieso muy pálido; comenzó a botar espuma de la boca y cayó luego al suelo. Como casi no se veía muy bien, salieron los familiares a la puerta para ver por qué se demoraba tanto el joven, al llegar, lo encontraron muerto y la puerta abierta. Pero esa misma noche varias personas vieron al caballero vestido de negro, que al verle la cara se quedaban paralizados y la mayoría murió al instante. Casi al amanecer, un campesino que iba rumbo al pueblo, ve en el camino a un joven tirado en el suelo que se movía muy despacio, estaba a punto de morir. El señor corrió para ayudarlo, al llegar se hincó para recogerlo, en ese momento dio sus últimas palabras y dijo: "el caballero de negro, el caballero de negro..." y así repitió varias veces. La novedad corrió por todo Sechín, el pánico invadía, la gente andaba aterrada. Días después una señora se quedó lavando su ropa en una de las acequias hasta altas horas de la noche, cuando de repente sintió un ruido. Al principio la señora se asustó, pero después sintió la curiosidad de ver qué era lo que producía el ruido. Caminó hasta llegar a un arbusto donde vio al hombre vestido de negro el cual comenzó a perseguirla hasta atraparla. Al rato un señor que se dirigía a su casa sintió ganas de defecar y se dirigió hacia el arbusto, se bajó el pantalón y el calzoncillo y de repente escuchó una voz que decía: "¡Qué buen trasero!". El señor no hacía caso, volvió a escuchar lo mismo pero esta vez sí se amargó, se subió los pantalones y decidió buscar quién era la persona que le decía eso. Comenzó a buscar con la mirada y vio la cabeza de la señora enganchada en el arbusto. La señora le pidió que le ayude a sacar su cabeza, el señor avergonzado decidió acercarse para ayudarla, al llegar a ella, se dio con la sorpresa de que sólo tenía su cabeza, no estaba el cuerpo. El hombre asustado comenzó a correr hasta llegar a un largo camino, en el cual vio a lo lejos marcharse a un hombre vestido de negro. En ese momento se acordó de lo que hablaban por allí y dominado por el miedo, se orinó. Corrió a su casa muy desesperado y al llegar comenzó a llorar, comentándole a su familia lo que le había ocurrido. Al día siguiente comentaron lo sucedido con todos los vecinos, algunos se burlaban pero a la vez sentían espanto. Después de todo lo ocurrido nadie se explicaba de dónde había salido el caballero negro, qué es lo que buscaba y porqué ya no se le volvió a ver desde esa noche. Estas incógnitas aún quedan sin respuesta alguna hasta el día de hoy. Quizás nadie sepa jamás lo que pasó en realidad, pero este relato se seguirá transmitiendo de generación en generación como ha llegado a mí.

Leyenda Del Cerro Lagartija (Huarmey-Ancash)


Cuentan los antiguos pobladores de la bella Huarmey, que en los años de su juventud, rondaba por la villa una lagartija muy peculiar, solía hablar con los niños y en el atardecer se esfumaba, justo cuando el sol se ponía de color ocre intenso fulminante. Fueron muy pocos los ojos pecadores que le habían visto, la lagartija era una secuaz reptil que se explayaba a su antojo, verboseando palabras muy frescas, los niños eran sus favoritos para dar inicio a sus diálogos.

Una tarde se puso a contar a los niños, de sus acaloradas caminatas por la playa Salinas, por playa Marín, decía de un viejo pescador que lloraba sentado al borde de un despeñadero, su llanto eran tan largo que se escuchaba varios kilómetros a la redonda, tan penoso que todas las olas se estacionaban solemnemente frente a él, en señal de complicidad y de solidaridad por su dolor. Apenados por la historia que narraba la lagartija, los ojos de los niños se pusieron llorosos, entre tanto, la lagartija seguía con su noble relato del triste pescador, pero cuando ya iba a finalizar la historia, el sol se ocultó estrepitosamente y calló una negra oscuridad sobre el cielo de la villa y en medio de la oscuridad, los niños y la lagartija aturdidos, no sabían qué hacer, uno de los niños, cogió a la lagartija y la cubrió entre sus manos para que no dañaran a sus ojos la densa oscuridad y se encaminó hacia el norte de la villa, solo, en caminata fúnebre, la lagartija se silenció por completo y el niño le susurraba palabras de aliento para que se sienta cómoda entre las palmas de sus manos.

Se entremezclaron con el desierto y muy cerca del mar el niño baja sus manos hacia el suelo y deposita con amabilidad prodigiosa a la lagartija, para que ella tome el rumbo hacia su covacha, aturdida y casi ciega por el atardecer estrepitoso la lagartija se queda estática y pronuncia la más celebrada palabra de cordialidad: gracias.
El niño oye la despedida y se vuelve corriendo hacia la villa antes que la noche haga más oscuridad en sus ojos.
La lagartija se quedó ahí, inmovilizada, luego de varios minutos, cuando ya no tuvo nada qué hacer, se movió en sentido contrario, dirigiendo sus ojos hacia el Este del punto cardinal y ahí se quedó para siempre.
La mañana del otro día, esperaban como siempre, los niños de la villa a que llegase la lagartija a terminar de contar la historia del triste pescador, dieron las cinco de la tarde y la lagartija no apareció, uno de los niños sugirió que fueran a ver donde había sido dejado por la tarde del día anterior y se encaminaron al lugar, y cuando llegaron al paraje desértico, solo hallaron un cerro colorado en forma de lagartija mirando al Este del punto cardinal. Desde ahí, los niños esperan que alguien les termine de contar la historia del triste pescador, mientras el nuevo cerro lagartija quedose para siempre mirando al Este del punto cardinal y teniendo como nuevos vecinos a los niños del barrio del pueblo joven La Victoria.